tranvía
no nos pertenece esta ciudad
tan sólo estamos adheridos a ella
como los muros ingenuos como las paredes
pagando con creces
el precio por habitar sus pequeños
agujeros olorosos sus lugares elaborados
con desmesura con calma con holgura
pagando por recorrer sus cloacas de invierno
sus cavidades báquicas húmedas laberínticas
crueles en esencia en esencia fantasmales
no nos pertenece es cierto real
seguro visible verosímil
no es nuestra aun así es posible poseerla abrazarla
sentir cuando se deja entrever intuir acariciar mientras
se embriaga con nuestras visiones de marineros
anclados en sus turbias y mundanas historietas
clandestinas nocturnas ambiguas e incipientes
sentir cuando como colegiala tonta nos mira nos acecha
o simula escucharnos
y nos bifurca en orgasmos invisibles
nos asedia y obsede con sus ácidos perfumes
edulcorantes salvajes místicos penetrantes
al final despertamos si sucede así adheridos
como carteles a sus extramuros grises y oscuros
despertamos aferrados a sus muecas aleatorias
a sus espasmos cuneiformes
y poco a poco se van diluyendo nuestros pasos
con el tiempo con los días y los meses un nuevo huésped
viene a poseerla
pagará el precio por danzar sus tangos medievales
el baile infinito de las horas
pagará también el precio justo
lo que debe entregarse a cambio
por beber el rojo de sus labios de absenta
su delirante veneno milagroso encantador y loco
en esencia cruel en esencia fantasmal
carrera octava
en cada esquina de tus calles
transparentes e infinitas
las mismas que te inventan
cuando el invierno anuncia sus torrentes
sus cascadas sus nubes sus oscuridades
supe disipar mis vértigos
ciudad del agreste dulce encanto
ciudad perversa cruel malvada
abierta a los pasos que te buscan
supe descubrirte en cada humareda
chiquilla hechizante de sonrisa delincuente
en cada humorada en cada risa
sonrisa carcajada en tus besos alquilados
en tus fantasmas propios
insinuantes inmisericordes
qué hacer no lo sé no lo supe
soy tantos en mí mismo que me asusta
el estar hecho de mis infinitas sombras
las que poseo sin poseer como todo lo mío
las que tejen mis días en cada sitio donde estoy
las que elaboran mis rumbos y me atan a tus otros muchos
tantos deseos inventados en tus besos tus entrañas
en tus puntos suspensivos o entre tus paréntesis
las que me atan a tus delirios delirantes
a tus elucubraciones eternas e inconclusas
cómo obviar los instantes
tus otros imposibles tus indolencias qué hacer
busco intuirte desde mis vocales
esas minúsculas insinuaciones de los besos
canjeados por una canción una llamada
o esa caja de colores negros que nunca
me trajo el niño dios ni los reyes mágicos
ni el para nada ubérrimo salario de mi padre
sorbo a sorbo bebo un café amargo
alguien me olvidó por unas flores que le envió
su seductor de turno su pasión fugaz
curioso siempre he deseado a la mujer del prójimo
disipo mis rencores en un bar de mala muerte
instrucciones para el deseo
vengo a confesarte sin distancias
mis anversos y reversos así podrás
lo que en realidad deseas
habitar mis lúbricos avernos mis submundos
mis infiernos mis cuarteles de invierno
intento decirte la verdad
para que en el aire no quede
el desastroso abismo del engaño
no hay tiempo para el amor
ni dulces palabras ni cosas distintas indistintas
no hay tiempo para favores insulsos
no cosas pasajeras que luego olvidaremos
en consecuencia chiquilla procaz
malvada impertinente y fugaz
liberemos tan sólo las tempestades
abruptas del vientre alquilado
las ansias el deseo la fantasía arcillosa
vamos por rutas ignoradas distintas
pero propias e intuibles
con gusto le dibujaremos puntos suspensivos
al grito ahogado en tu cuerpo
a los orgasmos escondidos en tu abecedario lusular
concéntrico indomable
invítame al sur de tus segundos
esos que luego te robará la oscuridad del tiempo
llévame al delirio de tus besos
de tu piel de tus ojos llévame a la magia
de tus cabellos húmedos y míos
preferible esconderme en tu espalda
diluirme en tu saliva
deletrear tus instintos salvajes
que hurgar en las nebulosas del corazón
para qué si eso sería acarrear en vano
la incipiencia de las metáforas
la desgracia del desencanto
inventemos el festín de los besos
por siempre y para nunca
así no valga la pena
y aunque en últimas
no sea más que la parte insalvable del absurdo
del nuestro
secuencia inconsecuente
es muy posible que vengas a buscarme
golpees la puerta y me llames por mi nombre
el más ignorado el que nadie sabe
el que muy pocos por fortuna conocen
es muy posible que adivines mis lugares
los que pocos intuyen los oscuros los recónditos
el inframundo mis lugares clandestinos
es posible que vengas y te sientes a mi lado
me abraces y me abordes con tu mirada fresca
tus besos delirantes como roja absenta
vendrás de cualquier lado
del centro del medio de la periferia
la secuencia sería como sigue como lo intuyo
sonrisas palabras besos el abrazo
preguntas sencillas simples aleatorias
irás hurgando así en mis oscuras tempestades
cuando lo sepas todo
huirás en medio de la noche y de las máscaras
desaparecerá el encanto
aprovecharás la música del instante para escudriñarte
irás descalza con tus chanclas en las manos
pisando lento y suave para no despertar
mis palabras atónitas mis ruegos mis abrazos
estaré ebrio primate perdido en mis pesadillas
me despertarán los rayos del sol
despedazando mis entrañas que no tengo
seré sin vientre sin rostro sin vos
sin ojos sin pies sin memoria
nada habrás dejado en mis bolsillos y oh
sor pre sa
el vacío mira por todos lados
por el centro por el medio por la periferia
y a empezar de nuevo de viejo de antaño
es muy posible que no vengas
ojalá así ocurra sería el paraíso
para evitarle a mis zapatos la desgracia
la sonrisa hiriente las palabras espuma
para evitarle a mis días tus cuchillos
brujería
dice la hechicera que habita
justo a la vuelta de tu casa
la de tus sueños ajenos
que con ciertos brebajes
un tanto costosos
sólo un tanto nada más
es posible persuadirte
sin temor al fracaso
para que acudas a mis instintos
de fantasma irremediable
a lo mejor sus palabras sean ciertas
porque en su esfera de cristal pude ver
tu memoria entera tus recuerdos
tus pulsiones tu piel tu epidermis de fuego
pude resumir tu locuria intermitente
me preocupa que por ningún lado estaba yo
me limité a recordar unas cuantas frases tuyas
adheridas al olvido a mi eterna ausencia nuestra
de los dos de mis otros tantos
las mismas que sin piedad me enviaron
a mis antiguos y eternos desvaríos
señora estos augurios son imposibles
la mujer de las visiones no existe
es mi imaginación imaginaria que la inventa
es sólo una percepción de mi locuria infame
cuando terminé de hablar se desvaneció
como las cenizas de sus tabacos malolientes
se desvaneció se hizo trizas
por eso te pregunto
serán ciertas sus palabras
sólo tú lo sabes y no existes
no insistes
pasos simples para beberse la ciudad
la ciudad amante perversa
puede insolarte abatirte
dejarnos un vacío en el vientre ajeno
que somos todos
el secreto está en ir muy despacio
y con mucho cuidado
hallarle los matices más dulces y besarlos
sentarse a su lado contemplar la noche
las luces callejeras los candelabros el fuego
hablarle de poesía leerle un cuento carnal
lujurioso agresivo insinuante sensual
epidérmico incisivo erótico lascivo
el marqués de sade o pietro aretino
delicioso como ir a un parque con una damisela consentida
aunque luego no valga la pena recordarlo
inventarnos allí en los besos en el despilfarro
bifurcarnos en sus ángulos en su rostro
en todas sus sombras aprovechar los instantes
saborear sus cuerpo impredecible desfogarse desnudarla
milímetro a milímetro y poro a poro
en las mañanas los ríos son bellos las cascadas
los caminos donde aún existe el aire
es bueno adherirse al agua al barro a las piedras
beberse el verde de la montaña de la cordillera
de los montes de las laderas de los campos
sus vertientes sus valles la silueta espesa
increíble volver temprano en la tarde
regresar buscar una taberna beber vino
disimular la existencia
tarareando una canción insulsa inservible
beberse la ciudad en una cerveza
en los besos de una amante cualquiera
en un parque cualquiera
descripción del fuego
el día tiene sus asuntos reservados
para nuestro instinto milenario y azul
en la sexta por decir algo
hay un lugar donde una chica
espera los besos de un hombre que
con sólo aparecer le excita los sentidos
le estremece las sangre la epidermis
como una rama de sándalo o de incienso
o cualquier aroma etéreo fugaz
en la plaza de bolívar una mujer desnuda
se abraza a la impotencia que le producen
las muertes de turno esas que pasan infatigables
por la ecuestre memoria intemporal
en la novena los autos se detienen frente
al cafetín de los poetas pero todos ellos
han escapado a otros recovecos y otros lugares
la misma mujer rubia un tanto bella
bebe brandy y contempla sus viejos delirios
sus uñas negras su cutis añejo
hubo en el lago uribe una noche para las canciones
la hoguera el aquelarre los licores enervantes la danza
las tabernas del tiempo nos esperan hasta el amanecer
instauramos la fe en los besos en la carne
en tu espalda ligera y sudorosa
una chiquilla apuesta su infancia a la venta
de un papel de lotería en sus tardes nubarrones
los carteles anuncian la llegada del circo carrusel
apretujados nos bebemos las calles los andenes
intentamos escapar del agiotista de turno
del malandrín encantador y elegante
pagamos el abismo en módicas cuotas
llego a tus palabras para saber cosas
que no existen ni asisten para canjear por fin
mis instintos milenarios y azules por el olor
de tus cabellos y el sabor de tus conjuros
con sólo aparecer me excitas los días
el rostro de los pasos que te siguen
la ciudad es blanca
esta hecha del color del rostro
de un alguien que sucumbió ante
tus besos mentigidos
él era el amor me decías
medio ebria y nostálgica
la ciudad es verde
en sus orillas posee el reflejo
del rostro que te inventó el deseo
que te sembró el vértigo y la sangre
la ciudad tiene el color que excita
tus entrañas justo cuando vas conmigo
a ningún lado
la ciudad es azul
aún retienes en tus equipajes
el olor del silencio hecho con esa
sonrisa final anclada en tus recuerdos
en tu memoria laberíntica
todo lo guardas en tu maletica rosada
esta ciudad te cubre las visiones
te ronda como tus otros tantos
donde no soy yo donde no somos nuestros
me eterizas me vuelves náufrago abstracto
intuyo tus besos subterráneos
la ciudad es trasparente y opaca
su embriaguez delata mis ausencias tuyas
eterniza los rostros que te dejaron en mí
como un corcho en los remolinos del beso